Maldita
la tarde de lluvia en que desperté enrredada entre tus brazos,
Malditos
los días de sol que sonreían desde la ventana y besaban mis mejillas,
Malditas
las noches solitarias donde la luna me acompañaba con una suave mirada,
Maldito
el destino que rompió sin compasión mi alma,
y depositó magia en mi oscuro corazón de porcelana,
Malditos
tus ojos,
Malditos
tus tiernos besos,
Malditas
mis ansias de dormir sobre tu pecho,
Maldita
pasión desenfrenada,
Malditos
diálogos sin sentido,
Maldita
la hora,
Malditos
los minutos,
Malditos
cada uno de los segundos en que pude quererte, en que pude besarte, en que pude
desearte y amarte,
Malditas
las esperanzas de encontrarme de nuevo con aquella presencia cautivadora, con
aquella alma
despedazada, con aquel amor asfixiante,
Maldita
mi conciencia,
Y maldito
aquél deseo de sentirte mio, sólo mio en cuerpo y alma, hoy, pasado, mañana y
siempre...
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