¿Qué dices cuando las palabras pesadas y tristes luchan con fuerza contra la irresistible conciencia, cuando no quieren salir de la boca, cuando provocan llanto y dolor que explota dentro y fuera de tu cuerpo, cuando no sabes siquiera qué sucede dentro de ti, y te ahogas de desesperación por no comprenderte?

Siempre encontrarás una solución para fumigar tu mente de aquellas cosas que te atrapan y sofocan en esos momentos raros que te obligan a reposar y sufrir, eternamente..
En mi caso, hoja en blanco y lápiz oscuro, terapia hecha de a dos, entre mi conciencia y mi corazón..

jueves, 9 de mayo de 2013

Buscando aventura.


Buscando aventuras, así te encontré, mi dulce ángel...
Cansada de burbujas, ahogada entre ideas torturadoras, miradas asesinas y espejos que reflejaban miedos y obsesiones.
Horas, días, eternos momentos donde tus palabras escritas alumbraban mi alma. Donde tu dulzura llenaba de color mi vida y tu presencia ausente negociaba con mis ganas de tenerte.
El sólo hecho de despertar de mañana y leerte entre líneas, aun a cientos de kilómetros de distancia, sonrojaban mis mejillas y dibujaban una sonrisa en mi rostro.
Tus tiernos mensajes abrazaban mi espíritu, rodeaban mi cama como sábanas tibias y acompañaban mis sueños por las noches tristes.
Anhelos. Únicamente por deseos sobrellevaba mis días con ansias de vivirlos. Un escape de la realidad, un mundo ficticio, habitado por una esencia tan especial, que lograba mantenerme con vida.
Un mundo irreal, construido con mis pensamientos, con mis apetitos de cambio, con mi tendencia a hallar diversión en cada esquina.
Pero sorpresivamente, esa ilusión se hizo realidad, así como un cuento de hadas. En medio de ruidos, noche, luces y rock and roll, tu imagen se volvió nítida, los bordes borrosos pisaron fuerte en esta ciudad tranquila, para romper todos los esquemas, para sacudir la timidez de esta niña, cansada de esperarte.

Aquella noche de fin de semana encendió en llamas mis labios, que ardían al compás de tus cálidos besos, mi corazón enardecido aumentaba sus pulsaciones, hasta acabar en un coma enamorado.
La luna había desaparecido de repente, las estrellas no iluminaban, el sol estaba listo para salir a escena, y los bares cerraban sus puertas, dejando tristeza en mis manos, minutos sobrantes, besos perdidos…

Buscaba tiempo, sólo el tiempo sabría ayudarme a empolvorear el ambiente con fuego, con garras, con calor y pasión, tanto que podría llegar a quemar un bosque entero.
Y el tiempo me regaló una merienda acalorada. En medio de risas, música y voces animadas, paredes puras y blancas, humo sabor a hierbas y una tenue luz color piel, hicimos el amor hasta convertirnos en salvajes amantes.
El rincón de la cama nos observaba envidioso, frío y calculador, esperando un fin desgarrador, un saludo para siempre, un abrazo sin sentido.
Había profetizado la situación, predijo el futuro, o simplemente el destino estaba marcado con cruces rojas para aquellas almas incorpóreas.

Nos dijimos ‘Adiós’. Cuídate mucho. Y continuamos esa aventura, en la misma condición con la que la habíamos inventado, en nuestros sueños.
Hoy creo haber despertado, una nube de preguntas invade como hormigas en pleno verano. Risas, diversión, locura, límites corrompidos, interminables ítems fueron marcados como quehaceres. El libro de vida estaba repleto, pero las últimas páginas nunca se habían escrito. Se hallaba un comienzo y un hermoso desenlace, pero nunca se desarrolló un final. Ocurrió tan de prisa que escapó a los flashes, no hubo captura, no hubo puntos y aparte. Sólo un escalofriante final.

Y después de esa historia, escrita con pluma antigua sobre hojas arrugadas, no queda más que releerla para recordarte. Para sentir inevitablemente que necesito mirarte, apreciar tus manos sobre todo mi cuerpo, enredarme entre tus piernas y acariciar tu bello y suave rostro hasta dormirme entre tus brazos.
Que creo indispensable silenciar mis gritos de soledad, con una dosis del calor humano que emana de aquella cama donde hicimos el amor. Ese cuarto de hotel fue un gran espectáculo para mis ojos, cansados de la rutina, de la mirada sin sentido de la gente. Esa tarde ardían mis sentidos…
Recuerdos, no son más que recuerdos, y siempre lo serán, parte de mi memoria. Imágenes que se mantendrán volando, en lo alto, para que pueda cazarlas en vuelo cuando me apetezca saborearte.

Allí arriba estarás, como un ángel cuidando mis alas, y yo, aquí abajo, pensándote, tejiendo una gran escalera con hilos mágicos, a fin de subirla y atraparte en algún sueño...



Extrañando a algo que creía llamar amor.


Y esta noche me tocó caer…
Atrapada en la telaraña de tu ausencia, enredada entre las sábanas blancas de tu pureza, empapada vergonzosamente por lágrimas frías y desesperadas.
Tu mirada cómplice y tus manos aventureras se vuelven intermitentes en las brillantes paredes de mi cuarto. El sonido de tu risa, expresando sólo felicidad y éxtasis me ensordece cada noche, juega con mis sentidos, apuesta a mi enloquecida soledad, truco a mis fantasías y un jake mate a mi apenado corazón.
La demencia golpea mi puerta, mis pies castigados por la humedad del abismo no intentan rozar el suelo.
Mi hogar se ha convertido en una cárcel, un panteón oscuro y frío, un depósito de muerte y decadencia. Un sótano impenetrable, allí donde mi alma descansa a oscuras, llora en silencio evitando despertarme y le reza a un Dios invisible, pidiéndole a gritos afónicos tu pronto regreso.
La embriagadez ya dejó de calmar los dolores, el mundo y su realidad continúan intactos, no consigo volar hacia alguna verdad donde no logre recordarte...
Las gotas sabor tristeza no se detienen, no hay droga que sea capaz de quitar la sal en su lento recorrido; las mejillas humedecidas lloran tu ausencia, y tus recuerdos asoman como flores salpicadas por rocío matinal...

Aires de verano...


Renace mi alma, respira mi ombligo, sonríen mis ojos, cuando aparece frente a mi mojada mirada ese sentimiento noble, puro, olvidado en mi cuarto una tarde de primavera.
Estas horas de encierro y catarsis con mis manos, picotearon como aves en su propio nido, dejando diminutos espacios de esperanza, pequeños rincones oxigenados, dando lugar al estallido emocional, al escape fugaz del llanto amanerado y el dolor confuso.
Al finalizar el día, cuando el sol caía lentamente sobre el horizonte cálido, logré comprender vagamente el significado de esta locura, pude deletrear el nombre del demonio que habitaba en mi cama.
Esta noche percibí a los golpes cuán necesaria era tu presencia y cuán cerca estaba de ser derrotada por el tiempo.
Hoy noté que mis cincos sentidos exclaman por tu figura, hoy te extraño casi por sorpresa. Mis oídos sordos no te oyen, mi fina nariz no alcanza a percibir tu aroma a miel, mi piel ya no se eriza al sentir el tacto suave de tus manos, ni disfruto el sabor dulce de tu lejana compañía; siquiera mis ojos son capaces de inventar tu sombra en medio del árido desierto, engañándome quizás con un sueño vespertino.
Se me hace imposible negar que extrañe tus caricias más que la hierba seca al otoño caluroso, que extrañe tímidamente el delicioso manjar que representan tus besos inmortales, la monotonía de nuestras noches apasionadas y eternas. Que extrañe los momentos más comunes, los abrazos más sumisos, las miradas más tiernas, las caricias más reales.
Y entre tantos recuerdos, caigo de la burbuja transparente, donde como amantes nos acurrucamos entre el sonido de las estrellas…aterrizo sobre mi almohada amarillenta, abro insólitamente las cortinas del ventanal, y una tiesa brisa de aire fresco empapa mis mejillas acaloradas.
Observo convencida que la noche es perfecta para suspiros bajo la luna…soplando el viento hacia el horizonte misterioso…mi alma pasea intranquila entre arbustos pequeños y secos de tanto esperarte. De esperar vanamente que la luz se encienda, que el telón se cierre, que sea todo una obra maestra del gran señor, que en verdad mi soledad tenga tu esencia, que vuelva a sonreír contemplando tu perfecta presencia.
Hoy sueño desesperadamente con tu aroma respirando flores azucaradas, tus manos extendidas regalando caricias de madrugada, tu mirada perdida vagando entre estrellas y soles…
Y yo aquí, en la mitad fría de mi cama, entre lápices, hojas y silencios, bajo la luz artificial que ilumina las palabras cansadas, soñando tristemente con tus besos ardientes y tu firme cuerpo arquitectónico.
Aquí me encuentro, caminando entre escombros, palpitando deseos imposibles, divagando entre caminos extraños y misteriosos, esperando a aquella alma, aquel ser precioso que toque la puerta y le devuelva a mi corazón la esperanza de sentir algo tan fantástico como es el amor.

Casi amor...


Mi príncipe, hoy descubrí que te amaba…
Tarde noté que tu sola presencia ponía en ritmo a los pequeños latidos de mi corazón; que tu tierna mirada me estremecía completamente y el claro color de tus brillosos ojos hacían que derrita de amor como si estuviese en medio del desierto.
Hoy sentí cómo revoltosas mariposas salían de prisa desde sus acogedores capullos de seda casi transparentes, bailaban una danza angelical al compás de mis impacientes manos, susurraban en mis oídos desesperanzados canciones de dulce melodía y deletreaban tu nombre en cada estribillo, en cada estrofa y en cada uno de los silencios.
Hoy noté que tu desprolijo y cautivador rostro se hizo dueño de mis recuerdos, y tímidamente tu imagen cobra vida en cada rincón de este cuarto; donde te espero, donde te pienso, donde como diapositivas sin intervalo crean la más perfecta de las películas, eterna, sin ningún final tristemente olvidado…
Hoy extraño esa sensación de creer que estamos solos en el mundo, de imaginar que camino entre nubes y puedo volar con sólo desearlo, extraño saborear la dulce tentación que provoca rozar tus tiernos labios mojados en almíbar.
Extraño tenerte cerca y no arriesgarme siquiera a tocarte; mirarte a los ojos y deslizarse tímidamente la cabeza, pidiéndote en silencio uno de tus codiciados besos, esos que dibujan en mi mejilla la sonrisa más elegante.


Maldiciones.


Maldita la tarde de lluvia en que desperté enrredada entre tus brazos,
Malditos los días de sol que sonreían desde la ventana y besaban mis mejillas,
Malditas las noches solitarias donde la luna me acompañaba con una suave mirada,
Maldito el destino que rompió sin compasión mi alma, y depositó magia en mi oscuro corazón de porcelana,
Malditos tus ojos,
Malditos tus tiernos besos,
Malditas mis ansias de dormir sobre tu pecho,
Maldita pasión desenfrenada,
Malditos diálogos sin sentido,
Maldita la hora,
Malditos los minutos,
Malditos cada uno de los segundos en que pude quererte, en que pude besarte, en que pude desearte y amarte,
Malditas las esperanzas de encontrarme de nuevo con aquella presencia cautivadora, con aquella alma despedazada, con aquel amor asfixiante,
Maldita mi conciencia,
Y maldito aquél deseo de sentirte mio, sólo mio en cuerpo y alma, hoy, pasado, mañana y siempre...


Amante.


Sólo quiero un ángel, un hada o un haz de luz incandescente,,,
Que tome mis manos, abra mi alma y le hable a mis ojos marchitos,,,
Pinte de negro mi corazón, ate mis venas con hilos azules,,,
Y capture mi cuerpo cuando intente amarte, cuando intente quererte, cuando intente decirte un te quiero,,,
Porque no es tan cruel, ni tan triste, ni tan desesperante,,,
Como un adiós en vano, una mano que se aleja, y un amor que cierra las puertas sin cautelas, sin lágrimas avergonzantes, y sin un beso tierno y dulce de despedida, como el de mi mejor amante...


Corpóreas cadenas.


Quiero que rompas con fuerza cada uno de los eslabones de esta oscura cadena...
La siento apretada, fría, hace que lloren de dolor mis finos huesos; 
Rodea mi cuerpo sin compasión y no permite que mi corazón hable, sienta, que fluya la sangre rojiza  por las venas de mi débil anatomía...
No acepta que los latidos demuestren que existen, 
Que laten con furor cuando me besas, 
Que se detienen cuando esquivas mi mirada, 
Y que intentan demostrarte tímidamente que TE QIERO, aunque se me haga tan difícil y doloroso manifestarlo...


Existe una única verdad?
Las cosas son como son o como las vemos?
Qué importa verdaderamente? Nuestra mirada? La mirada de los demás?
De qué depende? De cómo estamos, de cómo nos sentimos, de cómo vemos las cosas?
Cuántos puntos de vista existen? Uno por cada uno de nosotros?
No siempre las cosas son como creemos, ni como las vemos…
A veces hay que cambiar la mirada, cambiar la dirección y cambiar nuestro punto de vista…